sábado, 28 de junio de 2014

Apéndice: cierre y relevo

A veces uno tiene la sensación de que la vida es cíclica. De que, en un momento dado, todo retorna al punto de inicio y, desde allí, vuelve a empezar. Pues bien, esa es la sensación que he tenido estos días al volver a París.

Más de un año y medio después, me encuentro en los lugares comunes del origen de mi colaboración con Pour un Sourire d'Enfant: la casa de Eric en la Île St. Louis, la Iglesia de Saint-Séverin, el número 10 de la Rue de Tournon, los restaurantes de Saint-Germain y los paseos sin rumbo fijo por la ciudad, a veces bordeando el Sena y otras remontando los Campos Elíseos o subiendo los 197 escalones que llevan a la Basílica del Sacré-Coeur.

La excusa formal de la visita a París era asistir a una reunión organizada por La Guilde (la entidad que facilitó mi misión en Camboya). Sin embargo, los motivos eran otros: reencontrarme con varios miembros del Consejo de Administración de PSE, también con algunos amigos (Alix y Shahan), y, sobre todo, conocer a la persona que continuará mi proyecto en Phnom Penh para darle el relevo.

El curso de cierre preparado por La Guilde, obligatorio para quienes nos acogimos a la modalidad de contrato de Volontariat de solidarité internationale (VSI), tenía por objeto facilitar la "vuelta a casa" de los voluntarios. Primero, a través de una suerte de "terapia de grupo" donde compartimos experiencias, vivencias y sensaciones en la vuelta a Europa y, después, con un ejercicio de reflexión profesional acerca de cómo reconducir la carrera una vez finalizada la misión. Sin duda, la sesión ha resultado mucho más interesante de lo que inicialmente había previsto. A los testimonios de otros voluntarios a quienes no conocía, se añadieron los de Véronique, Claire y Antoine, con quienes coincidí en la sesión de inicio de misión a finales de enero de 2013. Observar su evolución personal y profesional ha sido verdaderamente inspirador.

En todo caso, el curso era lo que pasaba entre las nueve de la mañana y las seis de la tarde; había más vida después. Tras la primera jornada, me reuní con Blandine y Ghislaine, dos de las administradoras de PSE con quienes más he estado en contacto durante el año. Cenamos juntos en un restaurante en Saint-Germain. Allí, Blandine, que visitará la ONG este verano, me interrogó sobre las últimas noticias de Camboya, mientras Ghislaine se interesaba por mis sensaciones a la vuelta y por cómo están Pablo y Carlota.

Más tarde, tras la cena, París estaba revolucionado. Me acosté sin saber por qué y, desvelado por el incesante ruido bien entrada la madrugada, descubrí que era por la clasificación de Algeria a los octavos de final del Mundial. La ciudad se hallaba en un verdadero estado de júbilo y era realmente difícil conciliar el sueño. El escaso descanso no me impidió, sin embargo, disfrutar del día siguiente ni de su momento más importante, el del relevo.

Tras finalizar la jornada del viernes en La Guilde, había quedado con Thomas Valleteau en su oficina cerca del Arco del Triunfo. Fue un momento importante. Él será la persona que continuará mi labor en PSE y era la primera vez que coincidíamos en persona. El encuentro fue muy cordial. Al fin y al cabo habíamos intercambiado ya bastantes correos y era como si nos conociéramos. Me alegró ver en él una firme determinación por dedicar un año de su vida al sector del desarrollo. Lógicamente, también compartimos ciertas dudas o miedos que pude tener yo. Juntos hablamos sobre muchas cosas; personales, profesionales e incluso filosóficas. Juntos planificamos también una forma de trabajar hasta que se desplace finalmente a Camboya. Y juntos concluimos que la experiencia merecería la pena.

Fue tras la reunión cuando vino a mi mente la reflexión de que la vida, decididamente, es cíclica. Incluso esta entrada lo es. Simplemente, son las personas las que cambian. Ahora es Thomas, a quien he cedido el testigo, quien se encuentra en mi posición de noviembre de 2012. Por mi parte y de otra manera distinta, yo también vuelvo a empezar. Y creo que es bueno volver a hacerlo.

Las reflexiones comienzan en la medianoche de París

"El viaje de vuelta no es sino el viaje de ida hacia el punto de partida"

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