jueves, 30 de mayo de 2013

El cumpleaños

Son tantos los años que cumplo - ¡oh tragedia! - que ya no recuerdo cuántos he celebrado fuera de casa. Lo que es seguro es que éste ha sido el que más lejos lo he hecho. Y lo mejor de todo es que, a pesar de estar tan lejos, me he sentido como en casa. Lo he hecho gracias a todos los que, desde lejos, me habéis recordado que estoy cerca y a todos los que, estando cerca, me habéis hecho sentir en familia.

No han faltado felicitaciones. De mil tipos. Tradicionales y modernas. Escritas, habladas, con imagen. Felicitaciones por mail de personas que hasta hace poco no sabían usarlo o que habían perdido la costumbre. Algunas esperadas y otras inesperadas. Felicitaciones largas, extensas, barrocas, copiosas en esdrújulas. Felicitaciones cortas, breves. Felicitaciones automáticas, las que genera la base de datos de clientes de aquella empresa a la que un día que compré algo.

No han faltado las felicitaciones de amigos de toda la vida y las de los últimos en incorporarse. Ni las de aquellos que no te conocen pero te felicitan igualmente porque hay que celebrar. Ni las de los de la mesa de al lado, que cantan cuando todos cantan. Ni las de los que se acaban de enterar que estoy en Camboya. No han faltado las sorpresas, varias. Algunas raras, pero todas buenas.

No han faltado las felicitaciones puntuales según el horario camboyano e intempestivas según el español. Ni las felicitaciones rezagadas. Ni las de última hora, aquellas de "¿llego a tiempo?". Ni las del día siguiente, las de "para mí siempre tendrás un día menos". No han faltado las conexiones horarias complicadas. Los "ahora no puedo hablar" ni las conversaciones de madrugada.

No ha faltado una comida entre amigos. Ni una cena entre españoles con quienes recordar España y nuestras costumbres mientras se comparan con las de otros. No han faltado ni la tarta - qué tarta -, ni las velas. Ni los brindis, ni el "pide un deseo". No han faltado los buenos momentos. Y, por último, no me han faltado ni me faltan las ganas de daros las gracias a tod@s por haberos acordado de mí. El año que viene lo celebramos juntos.

sábado, 18 de mayo de 2013

Tarántula

No, esta entrada no es para hablar de una película de miedo como "Anaconda" o "Los pájaros". Aunque a juzgar por las cosas que se ven en Camboya, podría haberlo sido. También podría haberlo sido por la tensión vivida durante los momentos previos. Los momentos previos a probar una tarántula. Sí, una tarántula. Fue anoche en el restaurante Romdeng de Phnom Penh, siguiendo la recomendación de Lauren, ya clásica expat, y, aparentemente, de los usuarios de Tripadvisor, que lo colocan como el segundo mejor restaurante de la ciudad.

Pablo y yo decidimos llevar al lado culinario nuestro nuevo intento de hacer algo "aventurero". La excusa, además de probar algo nuevo, era que lo hicieran las dos voluntarias inglesas, Erin y Tilly, quienes, en su año sabático previo a la universidad viajando por Australia y el sudeste asiático, lo más exótico que habían probado hasta ahora había sido unos dumplings. Dumplings que, por otra parte, pueden encontrar en cualquier restaurante asiático de su Manchester natal.

Durante su estancia en PSE, Erin y Tilly han dado clases de baile a los niños y niñas que viven en el internado. Todos lo han pasado genial. Ayer, delante del resto de alumnos, bailaron las coreografías que habían preparado. Desde "Call me maybe", pasando por JLo, hasta llegar a Justin Bieber. Éste es su último fin de semana en Phnom Penh y la segunda excusa para cenar juntos era agradecer a Vichhika y Mengsry cómo las han tratado durante el mes que han estado en PSE. Vichhika y Mengsry, los responsables del internado de PSE, se han convertido en grandes amigos. Contar con ellos para la cena era, además, un seguro de vida ante el menú del restaurante. Primero, porque nadie mejor que ellos nos podía recomendar qué pedir y segundo, porque si algo no nos gustaba sabríamos que no sobraría; Mengsry daría buena cuenta de ello.

Volviendo al Romdeng. El Romdeng es un restaurante que, como el Lotus Blanc de PSE, sirve de escuela de formación a jóvenes que han salido de las calles de Phnom Penh. Lo gestiona una ONG que se llama Friends International y funciona bastante bien. Una vez allí y sin apenas tiempo para decidir, pedimos las tarántulas. Así nadie podía arrepentirse. Al momento de hacerlo uno de los profesores se acercó con una tarántula viva y nos la puso en las manos. Vichhika y Mengsry se apresuraron en tranquilizarnos y decirnos que no teníamos por qué preocuparnos ya que, una vez se cazan las arañas, se les extrae el veneno. Sobre la piel, se notaban los pelos de sus patas y cómo se esforzaba para agarrarse.


El resto fue más rápido. Enseguida llegó el plato con las tarántulas fritas, muy menguadas de tamaño. Prepararlas debe ser relativamente sencillo. Tal como nos contó Vichhika, se mantienen vivas hasta poco tiempo antes de freírse. Antes de hacerlo se las sumerge en agua con sal. Es al hacerlo cuando mueren. Después se fríen y se presentan como se puede ver en el plato, con una salsa para potenciar el sabor. Decía que el resto fue más rápido, pero no fue así. La cara de Erin al ver las tarántulas era todo un poema. No se atrevía a probarlas y digamos que únicamente cumplió. Tilly sí que fue capaz de tomar las suya. Pablo y yo repetimos. A mí, particularmente, me gustó el sabor, entre la gamba y el pollo, con el toque ligeramente picante de la salsa.


El resto de la cena fueron platos típicamente camboyanos, incluido uno con hormigas rojas. En comparación con las tarántulas no tienen mayor interés bloguero. Parece, en todo caso, que estamos muy alineados con la ONU y la FAO y seguimos al pie de la letra sus recomendaciones de comer insectos (o artrópodos en el caso de las arañas) para combatir la obesidad y luchar contra el hambre. Visitantes que estáis por venir, preparaos para cuando llegue vuestro turno.

jueves, 16 de mayo de 2013

El cumpleaños del Rey

Entre el 13 y el 15 de mayo se celebra en Camboya una fiesta un tanto especial. Es el cumpleaños del Rey Norodom Sihamoni, nombrado así como una mezcla de los nombres de su padre Sihanouk y de su madre Monineath. La fiesta es una institución desde que accedió al trono en 2004, como lo fue durante años la de su padre. En realidad, el cumpleaños es el 14 de mayo, pero se festejan también el día anterior y posterior. Si en España hiciéramos lo mismo tendríamos fiesta del 4 al 6 de enero. Perfecto para ir a comprar los regalos de Reyes el día cuatro, ver la cabalgata el cinco y disfrutarlos el seis. En fin, ¿acaso no es eso lo que hacemos?

Este año ha sido un cumpleaños especial. Ha sido la primera vez en la que no ha contado con la presencia de su padre, fallecido el pasado mes de octubre y muy recordado en Camboya. Ha sido especial también porque ha cumplido sesenta años. Lo ha hecho soltero y sin compromiso aunque según la Wikipedia, que cita palabras de su padre, "ama a las mujeres y sus hermanas". Desconozco las leyes sucesorias en Camboya y si su soltería puede acarrear algún problema para la continuidad de su milenaria familia. Desconozco también si fue preparado para ser Rey. Lo cierto es que Sihamoni es un gran amante de las artes y el mundo de la cultura. Educado entre la antigua Checoslovaquia y Francia, fue durante mucho tiempo profesor de ballet. Si su infancia y juventud las pasó en Praga, su edad adulta la ha vivido en París, en su última etapa como delegado de Camboya en la UNESCO.

Preparado para reinar o no, Sihamoni fue el primer hijo del matrimonio de Sihanouk y Monineath, pero no el primogénito del Rey. Su ascenso al trono tuvo que ser consensuado y aprobado por un Consejo de Sabios, probablemente dirigido por la figura del omnipresente Primer Ministro Hun Sen (ya habrá tiempo para hablar de él). De morir sin descendencia, su sucesión sería determinada de la misma manera. Entiendo que la camboyana es una monarquía hereditaria, pero no al estilo europeo, donde estamos acostumbrados a escuchar aquello de "primero", "quinto" e incluso "quincuagésimo tercero" en la línea de sucesión. En Camboya todo, como en el tráfico de sus calles, parece ser posible.


Por lo que respecta a la vida durante estas cortas vacaciones, Phnom Penh y Camboya entera las han vivido como una fiesta. Y estar de fiesta supone engalanar las calles con modestas luces, sacar la imagen del Rey por doquier, algunos fuegos artificiales e, irremediablemente, como en las vacaciones por el año nuevo camboyano, el éxodo de la capital a las provincias. Con un calor todavía sofocante a pesar de las primeras tormentas de la sesión de lluvia, las familias aprovecharon para salir de la ciudad buscando el campo.

Por último, mis planes durante el puente han sido bastante sencillos. Gracias a la calma de la ciudad he tenido la oportunidad de conocer nuevos sitios de Phnom Penh. No toca detallarlos porque hay visitantes por venir y hacerlo podría significar desvelarles alguna sorpresa. Lo que sí se puede contar es que he aprovechado las mini-vacaciones o puente a la española para pasar más tiempo en PSE, y me alegro de haberlo hecho.

jueves, 2 de mayo de 2013

Diecinueve metros cúbicos de arroz

Esta mañana en PSE ha tenido lugar la ceremonia de entrega de arroz que anualmente suministra el Programa Mundial de Alimentos (WFP) a través de la Embajada de Japón, que, a su vez, canaliza la ayuda de la ONG "Forum for Peace, Human Rights and Environment". Ha sido una ceremonia sencilla. Los responsables de PSE y un grupo de alumnos han recibido a las autoridades del WFP y la Embajada. Juntos han honrado la bandera, presenciado una danza de bienvenida ofrecida por varias pensionnaires y, tras discursos varios, finalmente se ha hecho entrega del arroz.


Se han entregado diecinueve metros cúbicos de arroz. Es difícil hacerse a la idea de cuánto es, incluso viendo los sacos apilados uno encima de otro. Al contrario, sí resulta fácil comprender la importancia que tiene el arroz en la cultura camboyana. En el idioma khmer, comer se dice "kgnam bai". Literalmente "comer arroz". Comer no se entiende si no es con un plato de arroz. Para PSE el arroz es también uno de los fundamentos básicos de su acción. La distribución de alimentos es el primer mandato que se recoge en sus estatutos.

Los diecinueve metros cúbicos de arroz van tomando forma. Cada mes, la cantina de PSE consume cerca de veinte metros cúbicos. Con veinte metros cúbicos PSE hace cada mes lo que no pueden hacer las familias con escasos recursos: alimentar a los niños que viven internos en el centro y a los que acuden diariamente a clase desde sus casas. Sin arroz no hay estudio. Con arroz, lo hay.

Además del servicio de cantina, PSE facilita cada mes más de setenta metros cúbicos de arroz a las más de tres mil familias acogidas en los diversos programas de la organización. El precio del kilo de arroz es sensiblemente inferior al de mercado, en parte como compensación a la cantidad de dinero que aportarían sus hijos si trabajasen en lugar de estudiar. Con ello pueden afrontar de una manera más desahogada su día a día, teniendo la tranquilidad de que sus hijos están bien alimentados.

Diecinueve metros cúbicos de arroz son muchos metros cúbicos de arroz. Permiten cubrir una de las necesidades básicas de toda persona, la alimentación. Permiten cubrir un mes de las necesidades de la cantina. Casi un tercio de las necesidades mensuales de las familias. Y, sobre todo, facilitan oportunidades. Oportunidades para los miles de niños a los que ayuda PSE. Oportunidades para salir de la miseria y construir futuro.