viernes, 18 de abril de 2014

Summercamp de primavera: la vuelta a casa

Todas las vacaciones llegan a su fin y todas las buenas vacaciones parecen cortas. Las nuestras, efectivamente, lo han sido. Hoy hemos llegado de vuelta a Phnom Penh cansados por el viaje y nostálgicos por lo que dejamos atrás. El lunes toca vuelta a las clases y al trabajo, pero siempre recordaremos las vacaciones en Siem Reap.

Foto de grupo de niños y monitores

Atrás quedan los últimos días, la visita a Banteay Srey, el nuevo día en casa de Tola o, incluso, la fiesta de despedida de anoche. No faltó de nada; una buena barbacoa, DJ's en directo, desfile de modelos preparado por los niños y show de baile por los más mayores. La fiesta empezó bien, con una buena cena. En el menú, el arroz dejaba de ser el hilo conductor, para dar paso al pollo frito, las brochetas de embutidos e, incluso, a un postre que no era fruta; coco jelly.

Barbacoa previa a la fiesta

Como si de una fiesta de fin de curso se tratara, los niños tenían que preparar un espectáculo. A los más pequeños les gusta maquillarse y vestirse elegantes. La mejor excusa para hacerlo fue organizar un pase de modelos. Uno de los voluntarios, Liep, se encargó de prepararlos durante todo el día y el desfile quedó muy original. Siguiendo el ritmo de "Gentleman", de PSY, primero desfilaron las chicas y después los chicos, de más pequeños a más mayores; luego chicas y chicos en parejas y, finalmente, todos juntos.

 Modelos antes y después del desfile

Los mayores, más bien, las mayores, no quisieron ser menos y prepararon su particular show. Durante toda la semana, a última hora de la tarde se oía música en la zona donde estaban alojadas. Preparaban desde el principio su parte de la fiesta. Bailaron cuatro canciones, entre ellas, "Lovey Dovey", de T-ARA, un grupo de chicas surcoreano que parece ser la canción que más les gusta. A todos nos gustó el baile, sobre todo a las niñas más pequeñas, que miraban a las mayores con admiración. Mención aparte merecen los DJ's, que animaron no sólo el show, sino el resto de la noche.

Show de baile

PSE DJ's

Lejos quedan ya la fiesta y los últimos diez días. Parece mentira cómo el hecho de llegar de vuelta a casa haga tan lejanas unas vacaciones. Han sido unos días verdaderamente especiales. Para mí, quizás la última oportunidad este año de vivir plenamente PSE. Tal como me sucedió el año pasado en mi primer viaje con los niños, la labor de la ONG se aprecia plenamente cuando se comparte con las personas a las que ayuda: los niños. En el día a día aquí en Phnom Penh es más difícil verlo. El trabajo diario absorbe mucho tiempo; el mío, el del contable, el de recursos humanos, o, incluso el del profesor que apenas tiene tiempo de salir de la clase y conocer el entorno donde viven sus alumnos.

Estoy contento por haber hecho este viaje y por haberlo compartido nuevamente con Pablo y con mi hermano, que se nos unió en los últimos dos días tras su periplo por Camboya a lo "Diarios de motocicleta". Estoy contento por haber llegado a la misma conclusión que el año pasado, aquella que decía que "son las cosas sencillas las que hacen que todo merezca la pena". En la dinámica que vivimos, donde nada parece suficiente, los niños se convierten en nuestros grandes maestros. Ellos son capaces de disfrutar de lo sencillo: unos hielos cuando hace calor, la sensación del gas subiendo por la nariz con la primera Coca-Cola o el primer amor adolescente.

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