lunes, 28 de abril de 2014

Battambang, la Prefectura y SAUCE

Si alguna vez hice una lista de las cosas que quería hacer durante este año en Camboya, una de las imprescindibles era visitar Battambang y, una vez allí, su Prefectura y la labor que impulsa Kike Figaredo. Al fin y al cabo, SAUCE fue la primera ONG que conocí en Camboya, incluso antes que PSE. Ha tenido que pasar casi un año para hacer la visita, pero al final la he hecho y me ha encantado.

En un viaje precipitado por los pocos días que me quedan en Camboya, Pablo, Carlota, Alexandra y yo nos embarcamos en una escapada relámpago a Battambang. Lógicamente, Pablo y Carlota ya conocían la ciudad; sólo era nueva para Alexandra y para mí. Ellos la habían visitado en alguno de sus veranos en el país. Juntos tomamos el primer autobús hacia la capital del norte y, gracias a una carretera notablemente mejor a cualquier otra que haya pisado aquí, llegamos a nuestro destino a eso de las dos.

Al bajar del autobús nos esperaban los típicos conductores de tuk tuk, dispuestos a acercarnos a cualquier hotel a cambio de una comisión. Escogimos el Hotel Royal, donde se había hospedado mi hermano no hace mucho, y a un conductor con un sorprendente acento australiano. Él nos acercó al hotel, donde nos enseñaron varias habitaciones de diferentes precios. Nos quedamos con una por ocho dólares la noche que incluía aire acondicionado, todo un lujo.

Sin haber podido contactar con la gente de SAUCE por lo apresurado del viaje y tras haber encontrado casi por casualidad a Yurié, una antigua compañera de PSE que se acaba de mudar a Battambang, nuestro conductor de tuk tuk nos ofreció llevarnos a Phnom Sampeau, una de las visitas habituales en la ciudad. Antes de ir, el sofocante calor que hacía en Battambang hizo que nos viéramos obligados a refrescarnos con un smoothie de mango (los echaré de menos). Nos lo prepararon en el mismo hotel, donde nos trataron con mucha profesionalidad, como en el resto de sitios que visitamos.


Representación de Buda y sus discípulos en Phnom Sampeau

Nuestro conductor nos llevó a la montaña de Phnom Sampeau, donde pudimos visitar sus templos, revivir la sangrienta historia reciente de Camboya a través de las Killing Caves, donde fueron arrojados cientos de camboyanos durante la guerra y, finalmente, asistir al atardecer desde lo alto de la montaña, dominando un paisaje lleno de arrozales y palmeras. Si me quisiera poner nostálgico, poético quizás, el sol cayendo sobre el horizonte simbolizaba la cuenta atrás de mis días aquí y la visita, en sí, me recordaba lo mejor y lo peor de Camboya: la espiritualidad de sus templos y la barbarie del genocidio de los khmeres rojos.

Atardecer en Phnom Sampeau

Cayó el sol y con él misticismo. Sonó el móvil trayendo noticias sobre SAUCE. Nos recomendaban cenar en su restaurante, The Lonely Tree, ya que al día siguiente abría tarde. Por supuesto, también nos invitaban a visitarlos y compartir la actividad que tenían prevista para el domingo. Fuimos, efectivamente al restaurante y allí nos deleitamos con manjares que creíamos olvidados: gazpacho y croquetas. Cenamos muy bien. El restaurante es muy agradable y el personal encantador. Más tarde tomamos en una copa y nos recogimos pronto; serían las once. El día había sido agotador.

The Lonely Tree

El domingo, tras hacer el checkout del hotel, nos dirigimos al Café Eden, donde nos esperaba un opíparo desayuno. En el trayecto entre el hotel y el café, que se encontraba en la orilla del río, confirmamos la opinión que nos habíamos formado sobre Battambang la noche anterior. Aparentemente es una ciudad pequeña, tranquila, manejable. En apenas unos minutos recorrimos su casco antiguo, visitamos el mercado y descubrimos algunos de sus edificios coloniales. Desayunamos tranquilamente y a eso de las once nos dirigimos a la Prefectura. Allí nos esperaba Fechi, quién sería nuestro guía durante la mañana.

Fechi nos recibió junto a Carolina y ambos nos guiaron por el centro. Nos contaron el origen de su actividad en Camboya, las primeras misiones de Kike y sus principales programas. Entre las diversas líneas de actuación de SAUCE, que incluyen desde educación y sanidad hasta desarrollo de infraestructuras, la que más nos llamó la atención fue el trabajo con discapacitados. Battambang fue un área minada durante la guerra. A día de hoy, y a pesar de todo el impulso por desminar la zona, todavía se registran explosiones en una proporción de dos o tres por semana. Aunque las zonas peligrosas están generalmente identificadas, las lluvias arrastran las minas generándose numerosos accidentes. Además de la propia amputación de sus miembros, los afectados tienen que luchar con la exclusión social que en numerosas ocasiones supone para ellos su discapacidad. Son rechazados por ser un estorbo o por no poder aportar ingresos para la economía familiar.

En el ámbito directo de actuación del Prefectura se asiste a varias decenas de miles de personas. Llevaría mucho tiempo hablar de todos los programas que desarrollan. En todo caso, durante la visita, tuvimos la ocasión de conocer a varios trabajadores locales de varios programas y a personas a las que ayudan. También conocimos a Kike, quien brevemente nos habló de su experiencia en Camboya. Desde luego, ha sido capaz de crear un equipo de personas que destacan por su entrega y dedicación. Puede resultar una frase hecha, pero su ejemplo, su sacrificio y sus acciones valen más que mil palabras.

El tiempo corría rápidamente, como siempre que estás a gusto en un sitio. Tras la visita más protocolaria, nos acercamos al complejo donde viven los internos y los voluntarios. Allí, había un pequeño torneo de tenis con los niños. Conocimos a Ale, Lorenzo, Jimena e Irene, quien entrenaba a los pequeños. A pesar del calor, pasamos un buen rato. Nos supo a poco. Tras apenas una hora iniciamos nuestro camino de vuelta a Phnom Penh. Lo hicimos encantados de haber realizado la visita y agradecidos a nuestros cicerones. Esperamos poder enseñarles nuestro centro pronto.

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